Discapacidad, su concepción social, el abordaje y la ACCESIBILIDAD.

 


Audiodescripción

En el desarrollo de este texto, se han integrado datos obtenidos de una encuesta reciente realizada a personas de diferentes contextos educativos, sociales y laborales. El objetivo de esta encuesta fue explorar las percepciones sobre la discapacidad, la accesibilidad y las barreras presentes en distintos entornos.

 Las respuestas, ayudaron a visualizar que, aunque existen avances desde el modelo social, aún persisten actitudes capacitistas y barreras estructurales y metodológicas que dificultan la inclusión plena. Además, se identificó que las dimensiones actitudinal y comunicacional, junto con el uso de tecnologías de apoyo, necesitan ser más promovidas para la participación activa de las personas con discapacidad en la sociedad.

Entendiendo que la discapacidad, como lo expresa la autora Agustina Palacios (2008) con el correr del tiempo ha sido entendida desde diferentes paradigmas que reflejan las concepciones sociales y culturales de cada época.

Este concepto ha evolucionado desde el paradigma de la prescindencia hasta el modelo social y esto ha marcado un cambio profundo en cómo las sociedades han concebido e intervenido este fenómeno. Hoy en día, el modelo social se enfoca en las barreras del entorno como factores discapacitantes, que el problema no radica en la persona, sino en la falta de accesibilidad y en las estructuras sociales que excluyen,

Así lo menciona Carolina Ferrante (2014), hoy en día, el modelo social se enfoca en las barreras del entorno como factores discapacitantes. La autora señala que,” …el problema de la discapacidad no radica en el déficit individual, sino en las barreras que la sociedad impone frente a las personas con discapacidad al no tenerlas en cuenta, y que les impiden participar socialmente" (Ferrante. C. p. 34), aunque su enfoque este puesto en el entorno como el lugar de la barrera, es necesario ser críticos y considerar que este modelo tampoco está respondiendo con medidas que favorezcan la inclusión social plena, ya que se puede recaer en la invisibilización de la discapacidad que “si” existe, está y no debe ser negada.

Y esta realidad, no es un concepto estático; ya que cambia y se resignifica dependiendo del contexto histórico, social y cultural. En este sentido, las actitudes hacia las personas con discapacidad (PcD) están influenciadas por paradigmas como el médico-rehabilitador, que persiste en muchos ámbitos, reduciendo a las PcD a sus limitaciones.

¿Entonces que ocurre con la inclusión y participación de las PcD? ¿Los vemos de manera asidua en todos los ámbitos en los que estamos? ¿Las bibliotecas, los museos, los recitales, los parques de diversión? Para esto, Silvia Coriat, arquitecta y miembro de la Fundación Rumbos, sostiene la importancia de pensar la accesibilidad de manera integral, como una cadena de procesos interconectados, que no se limiten a acciones aisladas, sino que aborden diversas formas de apoyo y las barreras contextuales (Coriat, 2019).

Es por eso que la accesibilidad debe abordarse desde múltiples dimensiones para garantizar la participación plena de las PcD, es crucial considerar la accesibilidad como una cadena que abarque todas las formas de apoyo y elimine las barreras en diferentes contextos, desde el acceso físico hasta la comunicación sin discriminación (Coriat, 2019) ¿Cómo? Promoviendo la accesibilidad multidimensional (Sasaky. 2005), mediante infraestructuras accesibles para todos (Infraestructural), mediante los usos de subtítulos, lengua de señas y otras tecnologías de apoyo (Comunicacional), con estrategias educativas y laborales inclusivas que respeten la diversidad (Metodológica), en donde se pueden incluir materiales e información comprensibles y adaptados para quienes presentan dificultades intelectuales (Cognitiva), concientizando y promoviendo un cambio cultural que elimine el capacitismo y fomente el respeto a las capacidades diversas (Actitudinal). Como menciona Fioretti, N (2024) “…Las limitaciones que un usuario puede atravesar son muy variadas y cada una determina problemáticas de acceso y de interacción muy específicas…”

Aunque estas dimensiones suelen ser consideradas de manera fragmentada o como adaptaciones posteriores, es fundamental integrarlas desde el diseño inicial de entornos y servicios, como indica el enfoque del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA). Por el contrario, perpetúa las barreras y a su vez la exclusión.

El cambio puede comenzar con acciones concretas y cotidianas (microacciones), ya sea en el ámbito educativo, al diseñar materiales pedagógicos accesibles o incluir tecnologías de apoyo, o al promover el uso de lenguaje inclusivo, crear espacios para escuchar a las PcD y respetar sus formas de expresión, además se puede incorporar accesibilidad desde la planificación de infraestructuras, sistemas digitales o políticas públicas.

Estas microacciones tienen un impacto acumulativo, creando entornos más equitativos que favorecen la participación plena de las PcD.

Implementar accesibilidad en todas sus dimensiones no solo elimina barreras para las PcD, sino que beneficia a la sociedad en su conjunto. Un entorno accesible fomenta la diversidad, mejora la convivencia y enriquece las interacciones humanas. Además, promueve equidad y justicia social, esenciales para construir comunidades inclusivas, en donde se tenga más en cuenta las voces de las PcD, las cuales son la clave en este proceso de cambio.

La accesibilidad, por lo tanto, debe ser considerada desde lo multidimensional y de manera transversal, ya sea desde el ciclo vital de las personas hasta las estructuras sociales que se configuran con estas, pero principalmente debe ser un compromiso colectivo que articule esfuerzos entre las personas con discapacidad (PcD) y sistemas educativos, desde donde aspiro a colaborar para una educación que se nutra de la diversidad y que esto favorezca en la formación de una sociedad más equitativa y justa.

Ser docente, para mí, es una oportunidad única para sembrar las bases de un futuro más inclusivo. Cada decisión, cada planificación y cada interacción que realice como profesional de la educación llevará consigo el propósito de garantizar que la accesibilidad sea una realidad, no solo una intención.

En definitiva, es esencial que adoptemos una mirada crítica y reflexiva sobre nuestra práctica cotidiana, como educadores y ciudadanos, así podremos reconocer lo importante, resignificar la discapacidad desde un enfoque de derechos humanos, eliminar barreras y construir una sociedad donde “todas” las personas tengan oportunidades equitativas para desarrollar una vida plena.

 



Bibliografía

·                       Ferrante, C. (2020). En memoria de Mike Oliver: Un legado Sociológico vivo para los estudios críticos en discapacidad latinoamericanos. Sapiens Research Boletín Científico, Vol. 9, pp.80-90.
·         Fioretti, N. (2024). Apunte de Cátedra de Accesibilidad. Enter a la Accesibilidad. Villa Regina: IFDC.
·       Palacios, A. (2008). El modelo social de discapacidad: Orígenes, caracterización y plasmación en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Madrid: Ediciones Cinca.
·          Sasaki, R. en: Werneck, C. (2005). Manual sobre desarrollo inclusivo para los medios y profesionales de la comunicación, Río de Janeiro, WVA Es.
·       
Coriat, S. (2019). La cadena de la accesibilidad. Plena Inclusión. [Video]. YouTube. https://youtu.be/5sYdkQizGJ4

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